¿El camarero una especie en peligro de extinción ? Visite los restaurantes británicos que debe y puede asumir así. Esta tarde, se podía comer en Piccolino y escanear códigos QR en el menú para obtener más información sobre los platos, yo con pedidos en Londres Inamo utilizando sus pantallas táctiles e-tablas y utilizar una aplicación para liquidar su cuenta en línea en Pizza Express . Todo lo cual reducirá al mínimo su interacción con la real de la vida real camareros.
Esto es sólo el principio. Entre atenciones centradas en las empresas de tecnología hay mucho entusiasmo (pdf) sobre tales bricolaje "soluciones" . Un futuro en el que se emitan con el iPad a la llegada, o se les pide utilizar el teléfono o un quiosco para pedir y pagar no está muy lejos, y los camareros simplemente entregar la comida a su mesa. El software ya está aquí. Por ejemplo, la aplicación móvil de Wagamama le permite ordenar y pagar por comida para llevar para su posterior recogida. Esta auto-ordenamiento y pago por cuenta propia tecnología puede ser fácilmente ajustado para trabajar en un contexto restaurante.
¿Por qué sucede esto? Debido a que la industria de los restaurantes le encanta todo lo que le ayuda a convertir las tablas más rápido, reducir los gastos de personal y reducir al mínimo la formación. ¿Quién necesita el conocimiento del producto o entrenamiento en las artes oscuras de upselling cuando una pantalla de menú electrónico en la mesa puede mostrar información sin fin sobre cada plato y paso a paso las ventas de los clientes peticiones de orden?
De hecho, hay evidencia anecdótica de que, si los comensales se quedan solos, realmente gastar más. Para muchas personas, hay algo casi contradictorio en comer fuera - la sensación de que los restaurantes están a estafarnos, que debe permanecer constantemente alerta. Colocar a la persona en control del proceso de pedido y, a la inversa, que bajar la guardia. De repente, es su decisión de tener esa bebida extra o postre. Ellos no sienten que están siendo empujado en ella.
Hasta el momento, el cambio ha sido más profundo en vino . Sommeliers nerviosamente los dedos que sus uvas solapa de plata (no, eso no es un eufemismo) cada vez que otro restaurante pone a su carta de vinos en un iPad . En Manchester, Australasia , se busca un catálogo de vinos online que se aloja, actualizado y administrado - como es el mundo moderno - por una firma en Nueva York . Que el acceso web se limita, por supuesto. Los restaurantes no quieren que el surf o la descarga de películas porno en su mesa, y mucho menos ir en línea para comparar los precios de los vinos con un vinatero de venta al por menor. Maze, Street Kitchen Pan y el Vineyard at Stockcross son sólo algunos de los lugares que han seguido su ejemplo .
Personalmente, estoy roto. No voy a usar de autoservicio cajas de supermercados, ya que ponen a las personas sin trabajo y, para muchos clientes, halagador para el personal de caja es la interacción social precioso. No me gustaría dicha automatización. En el reino de vino en concreto, sin embargo, el iPad tiene una especie de impulso cultural irresistible.Una carta de vinos electrónica es perfecto para un país que, en su conjunto, tiene conocimiento del vino limitado y donde la gente es inútil a hacerse valer en los restaurantes.
En teoría, ponerse en manos de un sommelier, describiendo lo que quieres y el pago de una prima razonable para que la experiencia debe añadir el placer de la comida. En realidad, muchos sommeliers personas carecen de las habilidades para negociar este intercambio y también muchos restaurantes siguen siendo felices de la tierra a los huéspedes con los vinos caros inesperadamente. Pocos británicos - yo incluido - se sienten en condiciones de afirmar con confianza: "Me gusta X uva y el país Y y yo tendrá que pagar £ Z. "Tratar con un sommelier está cargada de ansiedad. ¿Quién no preferiría ver notas de cata, sugerencias coincidentes de alimentos y una lista de precios en un iPad?
En términos más generales, sin embargo, esta deshumanización de la experiencia del restaurante es, sin duda, una mala cosa. No es desastroso, no: la comida, y lo que cuesta, siempre será más importante. Pero en el sector rápidas informales donde estos restaurantes robot va a florecer (almohadilla, pluma y un servicio personalizado perdurará a nivel bien comedor), ¿el cliente realmente se benefician? No me quieren "trabajar" cuando estoy comiendo, presionando botones y haciendo clic a través de pantallas. Tampoco quiero que pasar años estudiando detenidamente la información de fondo contenidas en un menú electrónico (demasiado de una buena cosa), cuando podría estar hablando con las personas que están conmigo.
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