Milena Marinkovic pidió a su cónyuge que grabara una réplica de sus partes íntimas en la lápida de su tumba.
Las intenciones de la ahora fallecida, eran tan simples como asegurarse de que su marido nunca mirara o se sintiera atraído hacia otra mujer después de su muerte.
Luego de 50 años de matrimonio Milena dejó instrucciones detalladas a su esposo,
Milan Marinkovic , sobre la escultura y algunas fotos de sus genitales para que el escultor hiciera su trabajo lo más certeramente posible. Encontrar dicho escultor , que estuviera dispuesto a esto, fue una ardua labor. Muchos catalogaron este acto como blásfemo , sin embargo Milan aseguró al periódico Austrian Times que está satisfecho con el resultado final y que de esta manera una parte de su fallecida esposa siempre estará con él.
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