Dicen que a los hombres no les gusta pedir direcciones ni aceptar que se han equivocado. Puede que eso sea cierto, pero hay algo que los irrita mucho más todavía: hablar sobre disfunción eréctil. La posibilidad de no poder desempeñarse sexualmente como quisieran, de ver su virilidad amenazada, es un tema que, nos atrevemos a apostar, la mayoría de los caballeros no quisiera tocar ni con una vara de 10 pies… perdonando el juego de palabras.
No obstante esos temores –comprensibles por demás–, es mucho lo que la ciencia ha avanzado en cuanto a los tratamientos para la disfunción eréctil. Mientras, antes, quizás el primer recurso que se consideraba era un implante penil inflable. Hoy día, de acuerdo con el Dr. Alberto J. Ramírez-López, urólogo, “el tratamiento de esta condición usualmente es escalonado. Con esto me refiero a que los tratamientos de primera línea son los medicamentos orales, como los inhibidores de PDE5. Si esto falla o está contraindicado, entonces se pasa a los tratamientos de segunda línea, que son medicamentos intrauretrales y los dispositivos de succión y constricción. Si estos tratamientos fallan, entonces se consideran los medicamentos inyectables a las corporas del pene. Como última alternativa de tratamientos, se consideran las prótesis de pene”.
Ramírez-López añade que, en su opinión, el futuro de las prótesis de pene “luce prometedor, pues las investigaciones continúan para buscar la manera de mejorar estos implantes, para hacerlos disimulados, fáciles de usar y seguros para el paciente”.
Inversión considerable
Inversión considerable
Más allá de el gasto económico que pueda representar la implantación de una prótesis penil, hay que considerar los factores psicológicos y de autoestima, así como la relación de la pareja que, en muchos casos, se afecta tanto debido a los problemas que surgen a causa de la disfunción eréctil. Por ello, la calidad, durabilidad y garantía de estos dispositivos resultan aún más significativas.
Respecto a esto, el Dr. Luis R. Ambert Valderrama, quien también es especialista en urología, menciona que, en su experiencia, el fabricante de los dispositivos que él usa los garantiza “de por vida. Son de muy buena calidad y los desperfectos son mínimos. Por lo tanto, rara la vez hay que cambiarlos. En diez años yo he cambiado cuatro, incluyendo pacientes referidos por otros urólogos”.
Más aún, Ambert Valderrama añade que “con la educación sobre el tema, los implantes son más comunes que antes, ya que los varones están perdiendo el miedo de expresar el problema médico y están abiertos e interesados en resolverlo”. De hecho, el médico señala que en su práctica privada, “debo estar colocando entre 30 y 40 prótesis (de pene) anuales”.
¿Que si valen la pena?
¿Que si valen la pena?
Según el Dr. Ambert Valderrama, la respuesta a esta interrogante es un sí rotundo. Para empezar, el facultativo destaca que se trata de “una cirugía segura y los pacientes están eternamente agradecidos, al igual que sus parejas”. Por si fuera poco, de acuerdo con su experiencia, el “ 90% de las veces, la pareja no se percata de que el caballero tiene prótesis, a menos que él se lo indique”. fuente: primeraHora
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