Llega alesandro Rampollo, experto en sexología, para explicarnos cuando masturbarse deja de ser una satisfacción y pasa ser un prolema.
Hoy vamos a hablar de la masturbación. Pero no vamos a hablar las pendejadas que todos sabemos, como como se hace, de donde viene, la importancia fundamental que tiene en la vida del hombre, porque lo hacemos y si tiene algún sentido, sino que vamos a hablar sobre la frecuencia en la que pasa de ser una necesidad y una forma de distraerse, a un vicio morboso y peligroso.
¿Cuál es el límite? ¿Cuántas vece está bien? ¿Cuántas veces está mal? ¿Cuándo pasa de un pasatiempo a un vicio?
Lo que primero quiero comentar es que los vicios son relativos, lo que para una persona puede generar una adicción irrefrenable, como por ejemplo comer chocolates o pinchar globos para excitarse, para otra puede ser una total banalidad. Entonces, creo que lo primero y más importante para saber si estamos o no frente a un vicioso de la masturbación es saber si en su vida diaria, común y corriente influye el traqueteo del miembro- Hay algunos “tips” que podemos observar casi a simple vista…
- Si al acercarnos al monitor del personaje en cuestión el mismo clickea rápidamente o toca teclas para cambiar de pantalla, de manera compulsiva y nerviosa, dejando la pantalla en un Excel absurdo, es porque esta viendo pornografía. Todo bien… a menos que sea en horario laboral. Ahí tenemos al típico “pajeruss laboritatum”
- Si en cueros, podemos observar que un brazo del muchachito o muchachita está levemente más fornido, marcado y ejercitado que el otro, eso quiere decir que le da entrenamiento arduo y seguido al amasijo. Este espécimen es denominado “acogotumm gallinam con la mismu manum siemprumm”
- Podemos también entrar al baño del personaje estudiado y revisar entre las revistas de al lado del inodoro. Por una cuestión lógica no vamos a ver revistas triple xxx, porque en ese caso no habría estudio que hacer y nos encontraríamos frente al mítico “pajerus compulsivum”, lo que seguramente encontremos van a ser revistas del corazón, de autos y las que vienen los domingos con los diarios. Todo bien, todo legal, hasta que empecemos a hojear las mismas y nos encontremos con alguna entrevista a una mujer linda o una propaganda de perfume de mujer o ropa interior. En este caso debemos proceder a palpar la celulosa. Si encontramos pegotes, manchas blanquecinas, partes desteñidas, pedacillos de papel higiénico, saliva o arrugas de placer, nos encontramos frente al único y verdadero “me clavum mientras defecum”
- Revisar la carpeta “mis documentos/mis videos” es demasiado obvio. Aunque de encontrar material pornográfico aquí estaríamos frente al “pajerus irresponsablum”. La gente normal tiene a esconder en carpetas totalmente opuestas a lo que uno puede creer como “Fotos de mi primera comunión”, “Física Cuántica Nivel9”, “Drivers de programas de lógica”, “Grandes éxitos de Pablito Ruiz”. Si ahí dentro hay material pornográfico, estaríamos frente al “pajerum pillum”, uno de los más inteligentes.
- Si ante cualquier escena de sexo común y corriente, ya sea en una película de acción o una novela, el personaje tiende a “tener que ir al baño” todas las veces, estamos ante el mitológico “mancuernerus imparabilus” uno de los más viciosos del lustrado de bastón.
Y así tenemos varios más que no vienen al caso. Hay un estudio que dice que si una persona puede estar 30 días sin tener relaciones o masturbarse es declarado libre del vicio, pero todavía es teoría ya que aún no hallan voluntarios para probar la tesis.
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