Cuando Fernando supo que la única posibilidad para su madre era un trasplante de hígado de un donante vivo, no lo dudó. Hace una semana este joven de 32 años se sometió a una cirugía riesgosa, de más de nueve horas: le extirparon exactamente 515 gramos del hígado y se lo trasplantaron a Eva, su mamá.
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